Lo admito: soy muy exigente conmigo misma. Me castigo psicológicamente cuando cometo un error (el exceso de perfeccionismo también juega papel en esto…) y lo peor: a veces creo que nos soy suficiente “esto” o “aquello” para alcanzar mis objetivos.
Según he podido ir viendo en mi experiencia emprendedora, creo que a muchos de los que decidimos tomar este camino nos ha pasado esto de la auxtoexigencia desmedida. La parte positiva de esto es que, al menos, no somos unos victimistas (no andamos haciendo responsables a la vida y a los demás de nuestras desgracias) pero sí que cargamos con demasiado peso. Un peso desproporcionado que afecta nuestra felicidad y alegría.
Así que os contaré una de las cosas más valiosas que he aprendido al respecto: de vez en cuando hay que plantarse cara, como si de cualquier otro MAL JEFE se tratara, y anteponer tu AUTOESTIMA al mal criterio de tu autoridad.
Vivir en una constante montaña rusa motivacional ya se ha convertido en mi día a día (e imagino que la de cualquier emprendedor), pero las cuestas de las montañas no tienen por qué ser tan pronunciadas, no crees? Así que aquí van mis consejos para convertirte en un jefe más flexible, que comprende y estimula, pero no aprieta y ahoga:
OLVÍDATE DEL PERFECCIONISMO
Recuerda que no se puede hacer TODO y además hacerlo PERFECTO. Créeme, lo he intentado. Al principio parece fácil, el problema es cuando algo se te escapa o no sale según tu escala de perfección, entonces te castigas a ti mismo, te riñes y lo peor, te decepcionas.
(Aquí te dejo un link del último post que subí en Facebook al respecto: http://bit.ly/2ln7m2u)
TÚ ERES EL CREADOR DE TUS OBLIGACIONES
Intenta cambiar el “debería” por un “me gustaría”. Si somos capaces de modificar nuestro diálogo interior por uno más ajustado al mundo tal y como es, habremos descubierto la clave que permite que nos sintamos más felices. El cambio, evidentemente, no ha de ser meramente verbal, sino que tenemos que creer en lo que nos estamos diciendo y hacerlo hasta el punto de que nuestras emociones negativas insanas se conviertan en sanas.
Cada vez que un “debería” aparezca por tu mente, cámbialo rápidamente por un “preferiría” o un “me gustaría”, sin caer en las exigencias. Finalmente, al me gustaría ha de acompañarle un “si no es como yo quiero, el mundo no se va a acabar” o “si las cosas no salen de esta forma, tendré otras opciones”.
APRENDE A EQUIVOCARTE
Tienes que empezar a ver las equivocaciones no como un lastre y una vergüenza, sino como algo de lo que se aprende para hacerlo mejor después. Quédate con esto: NADIE ha triunfado antes sin fracasar primero, porque señores, de los errores se aprende infinitamente más que de los aciertos. Te garantizo que cualquier persona de éxito a la que le preguntes te lo confirmará.
TEN CONFIANZA EN TI MISMO
Piensa que la confianza que tengas en ti mismo te permitirá avanzar, probar, experimentar. Mientras que si no tienes confianza en ti mismo, las inseguridades aparecerán.
Quiérete mucho, conócete bien, descubre cuáles son tus fortalezas y debilidades y aprende a potenciar las primeras y a reforzar las segundas. Saber quién eres y a dónde quieres llegar es la base de la autoconfianza y la clave del éxito.
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