… Y TAN CONTENTA!
Voy a ir al grano, así me desahogo desde el principio: no, no tengo propósitos de año nuevo; sí, he llorado por esto; y no, no es para tanto.
Veréis, me he sentido algo confusa estos primeros días de año. Para mí esta época es una de las más motivadoras del año, vengo con fuerza, me marco unos objetivos y tengo la energía por las nubes. Parece chuli esto eh…pues veréis, es un arma de doble filo.
Ahí me tenéis a mí, el día 1 (bueno el 2, cuando ya fuimos a trabajar), dispuesta con los brazos abiertos a que me lloviera por arte de magia ese chute motivacional. Pero no, este año ni los Reyes Magos.
Pero oigan, que este no es un post triste, eh! Que estoy muy contenta porque después de analizarlo detenidamente me parece incluso positivo.
Veréis, esta motivación de inicio de año viene muy condicionada por los PROPÓSITOS DE AÑO NUEVO. Tener propósitos de año nuevo es MUY POSITIVO ya que te hace valorar lo que tienes, lo que quieres y marcarte unos objetivos para conseguirlo. El caso es que aunque el objetivo siga presente, ese estado de predisposición y energía no dura demasiado. Este chute motivacional va regulándose conforme pasan las semanas. A mí me gusta compararlo con comenzar una semana nueva: el lunes te propones comer mejor, empezar a hacer más ejercicio y en el trabajo lo llevas todo al día (ya os he dicho alguna vez que la Lourdes de los lunes es la repera), pero conforme avanza la semana el cuerpo y la mente van necesitando un descanso, es por eso que los viernes no suelen ser los más productivos (y que conste que los #almuerzoscoworkeros no tienen toda la culpa). Pues bien, con el inicio del año suele suceder igual.
Como os decía, es positivo tener propósitos de año nuevo, pero no tenerlos no necesariamente tiene por qué ser negativo. Veréis, realmente yo estoy muy a gusto con mi vida. Durante unos años me he acostumbrado a esa montaña rusa emocional de chute de motivación por aquí, bajonazo por allá; por eso mi confusión ante la «normalidad». Pero resulta que hoy por hoy estoy sana, hago ejercicio habitualmente, me alimento relativamente bien, hago algo de meditación, tengo amor de pareja, familiar y de amigos, no tengo todo el dinero que me gustaría (y quién sí??) pero me apaño, y los negocios de momento marchan bien también. No digo que mi vida sea perfecta, pero sí estoy muy satisfecha con lo que hago y con cómo me siento.
Evidentemente siempre permanece el espíritu de superación activo, el de querer hacerlo mejor y ser mejor cada día, pero no necesariamente hay siempre un GRAN OBJETIVO que perseguir, si tus sueños están cumplidos el objetivo es simplemente disfrutrarlos.
Así que si tú ya tienes tus propósitos de año nuevo claros, adelante, a por ellos. No te desanimes al ver que tus fuerzas flaquean, nos pasa a todos, solo tienes que ser consciente de que tendrás que alimentar tu motivación de vez en cuando, por eso los viajes, las vacaciones, las cenas con amigos o el calor del hogar. Mi consejo es que te plantees objetivos trimestrales o que dividas tu gran objetivo en pequeños cachitos más alcanzables a corto plazo, así retroalimentarás tu motivación con tus propios logros.
Pero si como yo, tú tampoco tienes un gran objetivo que perseguir, piensa y medita la razón, puede que te lleves la misma sorpresa que yo ;-). Porque llegados a este punto, este año nuevo me contento y mucho con NO TENER PROPÓSITO. Este año me dedicaré a disfrutar de esta vida maravillosa labrada a base del esfuerzo de los últimos años.
Pues yo tampoco he hecho propósitos de año nuevo!!!. Porqué hacerlos a primeros de año si los voy haciendo durante el año!!. Estoy contenta conmigo misma, de como voy gestionando mis pasos. Y lo que tenga que venir… pues ya vendrá!!!.